uena utópico, la clase de consejo que da una chica 90-60-90 a una adolescente en plena pubertad que no se encuentra a gusto con su cuerpo. Lo que no te has parado a pensar que la belleza que irradia esa chica no hubiese sido posible sin el mejor truco de belleza: ser feliz.
Ya lo dijo Jessica Alba para Cosmopolitan en 2014: “Todas las mañanas me dedico 10 minutos para recordarme que tengo todo lo necesario para ser feliz sea cual sea mi aspecto”, y es que la actriz admitió que ni cremas ni largas sesiones de maquillaje, que la base para comenzar a verte mejor es quererte mucho y ser feliz.
Jessica no es la única que habla de belleza y felicidad. Los daneses, que lideran los estudios sobre felicidad mundial, tienen el ‘hygge’, una filosofía de vida que se resume en el bienestar continuo, disfrutar de las pequeñas cosas, valorar las relaciones humanas, huir del estrés… y por supuesto, quererse. Apreciar las necesidades del cuerpo y de la mente es necesario para aprender a tenerse en valor y entrar en la espiral de la belleza que, por supuesto, no solo es física.
Lo que hace un gesto
Imagina que te presento ahora mismo a una chica. Está sentada en la parte más oscura de la habitación, encorvada, con el ceño fruncido. Se levanta para saludarte pero mira al suelo, será tímida, ni siquiera le has visto los ojos. Lleva una sudadera arrugada enorme, unos pantalones demasiado estrechos que no le permiten sentarse bien y unos zapatos muy bonitos pero que no le dejan andar ni bien ni recta.
Voy a presentarte a la misma chica, pero su versión feliz: Está sentada en la zona más iluminada de la sala, recta, bien sentada: parece que tiene energía. Se levanta para saludarte, te da la mano con gran seguridad y te mira a los ojos. Los tiene marrones y brillan. Lleva una camisa lisa, pulcra y unos leggings cómodos con los que podría echar a correr si quisiera. Seguro que puede con esa energía. Lleva unas zapatillas blancas y cómodas. Definitivamente sí, parecen comodísimas, las quiero.
¿Cuáles de las dos versiones te ha parecido más guapa?
Pequeños cambios
Puedes hacer pequeños cambios en tu vida que desembocarán en resultados muy positivos a medio o largo plazo. Cultiva tu cuerpo, tu mente y tu alma para mantener altos los índices de bienestar en cada uno de ellos.
Empecemos por el cuerpo:
Descansa lo suficiente: Ya no es una cuestión de parecer un panda por las mañanas o no, sino de que tu cuerpo se recupere como es debido. Lo demás vendrá solo. Además de que con sueño continuado hay un deterioro mental y corporal importante según Mathew Walker, un profesor de nurociencia de la Universidad de Berkley.
Escucha a tu cuerpo: ¿Crees que tu indigestión no tiene nada que ver con lo que has comido?¿Que tus dolores de espalda no son por cómo te sientas? ¿Que tu dolor de cabeza no tiene nada que ver con tu ritmo de vida? El cuerpo es sabio y sabe lo que no quiere. No quiere comida basura ni estar 6 horas en el sofá ni que sigas fumando ni mirando una pantalla más de 10 horas al día. Una persona que no escucha a su cuerpo está condenada a estropearlo.
¿Qué me dices de la mente?
Desecha: ¿Por qué mantener algo que no te hace feliz? Volvemos al tema de no escucharnos. La amargura, el estrés, la ansiedad… envejece y rompe el ciclo natural del cuerpo. Dime, ¿de qué sirve ponerte botox a los 60 si tu mirada no irradia felicidad e invita a sonreír? De nada. Para que la belleza sea visible por fuera, tenemos que tener coherencia dentro. Nadar a contracorriente estropea los cimientos de la belleza.
¿Y el alma?
La paz: En la felicidad no caben rencores, odio ni malos pensamientos hacia otra persona o hacia ti misma. Créeme, si sientes algún tipo de rechazo hacia ti, se verá reflejado. Cuando te veas bien con una camiseta básica blanca y unos vaqueros, habrás llegado al súmmun de tu autoestima. Adiós a la negatividad. ¡Hola, nueva vida!