Imagina que dejas tu tierra, porque ahí no puedes ser quien realmente eres, y que, por circunstancias de la vida, tienes volver, chocándote de bruces contra el pasado que te hizo huir de allí.
Esto le pasa a nuestra protagonista, Ronit Krushka (Rachel Weisz), una fotógrafa, neoyorquina de adopción, repudiada e ignorada por su familia. Ella tiene que volver a Henden, Inglaterra, para honrar la muerte de su padre, el rabino de una comunidad ortodoxa judía.
Una vez de vuelta a casa, comprueba que casi nada ha cambiado. Ronit sigue atrayendo todos los comentarios de los integrantes de su comunidad, por el simple hecho de haber ejercido el libre albedrío y haber optado por una vida diferente acorde a sus ideales, y no a las creencias de su familia.
Esti Kuperman (Rachel McAdams que interpreta este papel de forma exquisita), además de ser nuestra co-protagonista, es la “mejor amiga” de la infancia de Ronit . A ella nunca le han atraído los hombres pero, por razones religiosas, tiene que contraer matrimonio con Dovid Kuperman, que se postula como futuro rabino de la comunidad. A causa de ello, se ve inmersa en una rutinaria vida triste, fría y vacía.
La vuelta de Ronit, hace que Esti vuelva a sentir el amor, a saborear qué es vivir y empiece a cuestionarse porqué tiene que vivir una vida que no desea, debido a la presión de su comunidad y de sus creencias.
Esta película (se encuentra en Netflix), dirigida por el chileno Sebastián Leilo, es un reflejo crítico de la situación del colectivo LGTBIQ+, centrándose en la historia entre estas dos mujeres. Tiene una estética un tanto fría para el espectador, pero va consiguiendo que, poco a poco, te intereses por las dos protagonistas y todo lo que las rodea (además de regalarlos una escena que no quiero spoilear, guiño guiño).
Personalmente, opino que este cortometraje nos invita a reflexionar en las dificultades, en pleno siglo XXI, a las que nuestro colectivo se enfrenta en el día a día.
https://youtu.be/qbFl7j07HWM