Arantxa Echevarría estrena ‘Carmen y Lola’, una película de amor adolescente entre dos gitanas. Después de un largo proceso de documentación y producción, la opera prima de Echevarría ve las salas de cine el 7 de septiembre tras pasar por Cannes.»
Arantxa, ¿te esperabas Cannes?
No me esperaba llegar a Cannes, en absoluto. Una hace una ‘Carmen y Lola’ con todo el amor del mundo y con todo el corazón pero nunca sabe cuál va a ser la respuesta de los demás. Además en un tema tan complejo como es el amor gitano y la homosexualidad.
Arantxa Echevarría: “Me metí
en los chats LGTB con el nick
de GITANAWAPA”
Pero enviaste la película al festival.
Por las fechas en las que terminé la película, tocaba Cannes. La envié. Creo recordar que se envían 3600 de todas las partes del mundo. Un día antes de la selección oficial, me llamó Edouard Waintrop, el director de La Quincena, y me dijo que estábamos seleccionadas. ¡Pegué un grito de alegría! He querido ser directora desde que tengo uso de razón, para mí estar en el mejor festival del mundo, además en La Quincena de Realizadores, en su 50 aniversario, es un honor y una alegría increíble. A parte nos han seleccionado, junto con ‘Handia’ y ‘Petra’, para Mejor Película Europea y para el Premio Iberoamericano de Cine Fenix. ‘Carmen y Lola’ es una película muy pequeña, hecha con poco equipo, poco presupuesto. Todo esto está haciendo que esté en el panorama cinematográfico.
Sé que has querido tirar la toalla alguna vez, ¿por qué?
Cuatro veces desde que empecé la película he querido abandonar. La primera fue con el guion, cuando empecé a escribir la historia, porque era muy bonito el concepto, pero si no conocía una gitana lesbiana no iba a poder contar una realidad. Otra fue cuando no encontrábamos financiación. Terminamos el guion, lo mandamos a un certamen y ganamos la mención de honor, de los Julio Alejando de la SGAE, y dijimos “venga, vamos a buscar la pasta”. Entonces iba a los productores con el discurso de: “Hola, soy mujer, esta es mi primera película y es una historia de amor entre dos chicas”. Me decían: “Muy bien, ahí tienes la puerta”. Gracias a Pilar Sanchez, mi productora, a Orange España y al Ministerio de Cultura, conseguimos la financiación. La tercera vez fue en rodaje. Actores nuevos (no profesionales), situaciones en las se coordinaban a 150 gitanos que no se dedican al mundo del cine con 60 técnicos, que de pronto me llegaba Zaida, la protagonista, y me decía que no se había leído el guion… ¡pasaba de todo! Me perdí un poco. Y la última vez que pensé en abandonar fue en montaje. Al terminar había un churro enorme de dos horas y media intragable. Es muy difícil, para un director novel, cortar partes que has escrito, que has imaginado y que has llevado a cabo tú misma. Un día me levanté y dije “lo que no me crea, fuera” y de pronto tuvimos la película.
¿Cómo conseguiste llegar a esa realidad que cuenta la historia de ‘Carmen y Lola’?
Fuimos a asociaciones LGTB, a colectivos… pero claro, una gitana lesbiana no va a donde los payos, porque es una problemática totalmente diferente. ¿Cómo llegar a ellas? Conocía alguna gitana lesbiana mayor, pero necesitaba gente joven, la película cuenta el amor adolescente, donde estás frágil. Entonces tuve la idea -que plasmo en la película- de estar en redes. Tenían que estar en algún sitio: me metí en los chats LGTB con el nick de GITANAWAPA, como en la película. Me entraba algún tío mientras esperaba, alguna quería quedar… hasta que un día una me preguntó que de qué familia era. Eso es una pregunta muy gitana y mentí. Empezó a escribirme, a contarme cosas y a la media hora le dije: “Espera, en realidad soy paya, directora de cine, y lo que quiero es documentarme”. Conseguí hacer un grupo de 15 o 16 chicas que me contaron sus experiencias vitales, mucho más duras que en la película. Gracias a eso conseguí esa verdad que estaba buscando.
Después de todo lo que te has documentado para ‘Carmen y Lola’, ¿qué falsa idea has desechado?
Muchas. Yo iba con todos los clichés y estereotipos de los payos hacia el mundo gitano, todas esas guarradas que ensucian nuestra cabeza, pero no solo hacia los gitanos, sino a lo que desconocemos. Lo borré todo desde el minuto uno. Tienen una cultura preciosa. Esa cultura tiene cosas terribles, pero igual que la de los payos. En mi familia hemos vivido el machismo. No hace falta irse a otra cultura ni irse muy lejos.
https://www.youtube.com/watch?v=beAhL6YQypg