Petting, la conocida práctica que te pondrá a 100
Antes que tarde todas hemos conocido al gran amigo de la seducción física, y es que a pesar de ser poco común calificarlo como una práctica sexual, lo es. El petting o el magreo no es más que un encuentro sexual sin penetración, generalmente llevado a cabo por el roce de dos cuerpos vestidos.
El sexo es progresivo, o al menos debería serlo, por eso es muy probable que hayas practicado el petting aun sin saberlo. Entre besos y caricias, los preliminares te van encendiendo. Casi sin pensarlo, tienes el cuerpo de tu chica tan cerca que podrías atravesarla y notas, a pesar de la ropa, su cuerpo retorciéndose al ritmo de vuestra respiración. Pues bien, el magreo ha empezado.
Pero no hace falta que el petting se convierta en un complemento más. Para muchas mujeres es una de sus prácticas favoritas por numerosos motivos.
Sexo seguro
Por defecto el petting es una práctica que se realiza vestida o semi vestida. La idea es que los genitales no lleguen a estar en contacto directo, por lo que la convierte en una práctica segura. Si no sobrepasas los límites, estarás a salvo de enfermedades de trasmisión sexual. Recuerda que la práctica puede ir a más y en el caso de hacerlo, deberás tomar las precauciones pertinentes.
Excita tu imaginación
Ver y tocar la piel desnuda de la persona a la que deseas resulta excitante, pero no hacerlo también puede llegar a serlo si dejas que tu imaginación vuele. Muchas veces insinuar es mucho más atractivo que enseñar. Lo explícito no esconde nada, pero el hecho de no mostrarlo todo te dejará con ganas de más y el deseo irá en aumento. ¿Hasta cuándo podrás aguantar?
El morbo de lo prohibido
Si has establecido los límites y pasar del petting está en ellos, te volverás loca. Saber que no podrás tocar directamente hará que utilices todas tus armas en buscar y proporcionar placer pero no de la manera que siempre lo haces. Incluso podrás llegar a practicar tus posturas favoritas con tu chica y simular un encuentro convencional, pero sin serlo. Redescubrireis el deseo y avivaréis la llama (más si cabe) a base de caricias.