El amor tiene un patrón muy marcado, presente en mayor o menor grado en cada una de las relaciones que tenemos. El amor dura tres años, más o menos, aunque no el amor en sí, sino las reacciones químicas. Al principio todo es excitante y poco a poco va descendiendo y moderándose hasta un punto en el que cuestionamos si esa relación ha llegado a su fin.
Cuestión de química
Eso de las almas gemelas y todo lo romántico que se nos ha inculcado, está muy bien, pero la base de la realidad es otra y es que lo que nos influye a nivel sentimental no es más que química. Se podría decir que el órgano más romántico no es el corazón, sino el cerebro. Él es el que segrega dopamina, testosterona y norepinefrina para así hacernos sentir eufóricos, hiperactivos y hasta perder el apetito y el sueño.
Ahora que sabemos qué es lo que realmente pasa cuando nos enamoramos, te diré por qué dejamos de sentirlo: Bien, el cuerpo no aguanta estos niveles químicos eternamente. La sobrecarga química desciende y con ella las sensaciones que provoca. ¿Que el amor es como una droga? Sí, y sus efectos no son eternos. Se estima que en unos dos o tres años el descenso es notable.
Y, ahora, ¿qué?
No hay que confundir el amor con, como esta escrito líneas más arriba, la base de toda esta revolución química. El hecho de que los tres años sea el límite que muchas parejas no logran sobrepasar es porque el descenso de la química revela una relación neutral entre las partes implicadas; sobria, se podría decir. Si habéis construido algo más allá de la euforia del principio y a nivel sentimental estáis conectadas, el amor sobrevive.
Las mariposas del principio, ¿qué eran?
Adrenalina y cortisol, ni más ni menos. Así como el cerebro tiene neuronas, el estómago también (no lo sabías y ahora sabes algo nuevo). La conexión entre ambos órganos da esa sensación de hormigueo. Además viene acompañado de otras sensaciones, como mareo, aumento de la frecuencia cardíaca, mayor frecuencia respiratoria… y no siempre por amor. Esta sensación nos mantiene alerta y puede darse en otras situaciones más allá de la primera cita con la chica que te gusta, como por ejemplo en situaciones en las que te veas expuesta: conferencias, exámenes…
El enganche
Cuando nos enamoramos aumenta nuestro crecimiento nervioso y desciende al cabo de aun año. La euforia vuelve a sus niveles normales. ¿Conoces a alguien que empiece nuevas relaciones constantemente? Digamos que le gusta demasiado esa sensación.