Las pruebas empíricas son las que cuentan, por eso Essex realizó un estudio a 345 mujeres (la mayoría se identificaban como heterosexuales). En el Departamento de Psicología y liderado por el Doctor Gerulf Rieger, se midieron las pulsaciones, la dilatación de las pupilas y el flujo sanguíneo para determinar las reacciones de estas mujeres al ver otras mujeres besándose y en otras tantas situaciones que implicaban excitación de algún tipo.
“A pesar de que la mayoría de las mujeres participantes eran heterosexuales, la investigación demostró que cuando se habla de lo que las excita, son bisexuales o incluso lesbianas”, determinó el doctor Rieger después de las pruebas. Y es que las reacciones corporales no mienten.
Una vez finalizado el estudio se determinaron siete orientaciones distintas en la muestra, por lo que no, no eran heterosexuales al 100% tal y como decían o creían saber antes del experimento. Un 82% de ellas aseguraron sentirse sexualmente excitadas con las imágenes por lo que entre las trescientas cuarenta y cinco mujeres del inicio tan solo 74 eran heterosexuales a secas, así, sin matices.
Tras el estudio se determinó que las mujeres estamos 3 veces más abiertas a que los hombres a los cambios de orientación sexual. Un dato muy interesante (apúntatelo) cada vez que vayas a una discoteca que no sea de ambiente y te guste la más… “hetero”. Además, por lo que se determinó también en el estudio, a las mujeres que nos gustan otras mujeres, tenemos una respuesta sexual, hacia la persona que nos atrae, mucho más alta que a las que no. Vaya, somos depredadoras natas.
