Hugo ahora es Sara
Cristina Palacios, la madre de Sara y presidenta de Chrysallis Galicia (asociación de menores transexuales, formada el pasado mes de febrero) nos cuenta que nueve años atrás nació su hijo Hugo, un niño que a los tres años su cabeza y su físico empezaron a entrar en conflicto al ver que no se correspondían. Se miraba al espejo y no identificaba con un niño. Hugo jugaba con los zapatos de su madre e imaginaba tener una gran melena con la ayuda de una toalla que se ponía en la cabeza.
Cristina asegura que lo único importante aquí es que su hija Sara sea feliz. Además, afirma que cada vez que públicamente se ve obligada a identificarse con el sexo con el que no se identifica se vulnera su intimidad. Así que como buena madre ha luchado y sigue luchando para que Sara pueda vivir como una persona normal. Se llama así desde el pasado 18 de marzo que se aceptó oficialmente mediante la autorización judicial correspondiente que se cambiara el nombre en su partida de nacimiento.
Así pues, este verano pasado Sara empezó su proceso de “tránsito social”: ir al colegio o salir a la calle como lo que siente que es, una niña. Y poco a poco fueron explicándolo a todos los familiares, amigos y vecinos.
Aunque el caso de Sara tenga un «final feliz» y vayamos por buen camino tenemos que tener presente que aún, a día de hoy, los suicidios de menores transexuales siguen siendo una realidad en la mayoría de casos en los que no se les escucha ni se quiere hacer nada por ellos. Que que cuatro de cada diez menores no lleguen a los veinte años es un fracaso social.
La sociedad debería tener la obligación de dar total libertad de experisón a todos y cada una de sus miembros. Así que, en el caso de los menores transexuales se tendría que fomentar que acudieran a un sexólogo para que los escucharan y se les diera pie al inicio del prodecimiento idóneo. La identidad sexual no se halla en los genitales, porque es cosa del cerebro. Además, la transexualidad es algo con lo que se nace, ningún profesional puede esconderla ni va a hacer que desaparezca.
Tenemos el deber de luchar para que la igualdad social, sea así, igual para todos y todas.
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