ntramos en el nuevo año echas unas princesas, arregladas, después de una copiosa cena, rodeada de la gente que quieres y bebiendo champán, por qué iba a empeorar eso durante el año, ¿no? Para ello nos hacemos una lista interminable de propósitos para el 2018 que, a priori, pensamos cumplir a rajatabla como si nos fuese la vida en ello.
El clásico entre los clásicos es el del gimnasio. Los miles de directores de centros deportivos lo saben y, casualidad, en enero te regalan la matrícula o te hacen algún tipo de descuento. Si todo el mundo que se apunta en enero iría, te aseguro que en esos centros no entraba ni una alfiler. Desde ya te digo que después de la semana de motivación inicial te permites un día de rutina “descansar” y ya no hay vuelta atrás: se acabó el gimnasio para ti, pequeña.
Es curioso que otro de los clásicos tiene que ser con el físico: adelgazar o comer mejor. Es fácil después de los atracones de Navidad comer mejor, lo difícil es mantenerlo. Año tras año podemos ver a miles de personas bastante descontentas con su cuerpo, pero no lo suficiente como para mantener una rutina sana a través de los meses. Hay que tener en cuenta que lo importante es la salud. Abogamos por las curvas o por cualquier figura alternativa al cuerpazo 10 que muchas veces nos quieren imponer. Si estás sana, aprende a quererte, y si eso no es suficiente, aprende a mantener la constancia. Al fin y al cabo los logros que puedas ir conquistando este año, serán batallas ganadas para tu bagaje personal.
¿Cómo escalas por los propósitos?
Divide y vencerás. César y Napoleón tenían razón: las pequeñas conquistas llevan a una gran conquista. Por ejemplo, quieres aprender un idioma nuevo; no cometas el error de proponerte eso, simple y llanamente. Sé más listo que todo eso y desmiga el propósito en varios: apuntarme a una academia, comprar un libro de ejercicios, hacer una hoja en día, escuchar canciones en ese idioma una vez por semana… Pequeñas conquistas. Otro ejemplo: Dejar los bollo dramas. Puedes empezar por alejarte de las personas tóxicas, contar hasta 10 antes de dar una respuesta fulminante y quitarte de una vez el tic azul del whatsapp que tanto te está amargando la vida.