«La igualdad en el sentido amplio es una parte integral de una sociedad justa. La igualdad en el mercado laboral es un aspecto importante en este sentido. Para luchar contra la discriminación salarial basada en el género cualquier compañía con 25 o más empleados deberá certificar la igualdad de salario cada año», se responsabiliza el Gobierno islandés a manos de Katrin Jakobsdotti. La primera ministra no quiere esperar ni un segundo más a que la brecha salarial merme, según el Foro Económico Mundial, en 217 años.
Islandia no presenta problemas de desigualdad distintos a los de Europa. Según Eurostat, la brecha salarial en el continente europeo es, de media, del 16,3%, es decir, que las mujeres trabajan aproximadamente dos meses al año gratis si lo comparamos con la remuneración económica de sus compañeros.
Pero no solo se ha centrado en la desigualdad económica. Isalndia, junto con sus vecinos Noruega, Suecia y Finlandia, encabeza el ranking de igualdad de género. Claramente, mérito atribuido a las alternativas de sus representantes femeninas que visibilidad problemas obviados por los dirigentes masculinos.
Jakobsdotti no solo ha implantado esta medida en contra de la ingente brecha salarial, sino que llegó a la presidencia del país con un programa ecologista scon la educación y la sanidad muy presentes a la hora de tomar decisiones que impulsen el país a una realidad más justa y equilibrada.
Del pasado al presente
Vigdis Finnbogadottir fue elegida presidenta de Islandia en 1980, cuando las elecciones democráticas que llevaban a las mujeres a un mando de tal calibre escaseaba por el mundo (más que ahora). Antes que llegara ese momento, las mujeres islandesas se negaron, en 1975, a acudir a sus puestos de trabajo y atender sus casas en protesta a la desigualdad sufrida con respecto a sus compañeros. Una historia que va dejando heroínas de renombre en la isla, como Johanna Sigurdardotti, primera jefa de gobierno perteneciente al colectivo LGBT del mundo.