A relación terminada, ex en la mochila donde cargas tu pasado. Es así, es inevitable. Sí, tu también eres la ex de alguien, amiga. Pero el problema de todo esto no es que tengas una ex, sino qué clase de ex tienes.
La posesiva
Las cosas han acabado pero ahí está ella, en medio, como si no hubiese pasado nada. Esto suele ser el síntoma de compartir vida social. Si ella pertenece al grupo de amigos, a tu trabajo o a tu clase, vas a verla sí o sí, y como la dinámica no ha cambiado desde que salíais hasta ahora, su actitud contigo tampoco. Es más, puede que esté ahora mucho más posesiva que antes porque en cuanto cruzas la puerta para irte a tu casa… ¡ah! Quién sabe los planes que tienes.
Aviso: Esta ex suele ser la típica que quiere ir de amiga después de la relación y no deja de hacerse la coleguita contigo y con tus amigos para tenerte vigilada. ¿Por qué ibas a recaer tu vida si estás de ella genial haciendo planes súper mega guays?
La dramática
Se puede dar el caso de que la ruptura fuese más intensa de lo esperado. Igual hiciste comentarios que no deberías haber hecho, puede que le hicieras más daño del esperado y que no supieras gestionar vuestra relación y esa última conversación. Bueno, le pides perdón y cada una por su camino, pero no. Ella ya se cuida muy mucho de hacerte ver lo mal que lo está pasando. Canciones de desamor en su muro, fotos con un aire de melancolía y frases como para llevarte a la más profunda de las depresiones.
Aviso: Que no te extrañe que le diga a todo el mundo lo malísima persona que eres por dejarla, como si haber sido sincera con ella hubiese sido lo peor que has hecho en la vida.
La pica puerta
Esta tampoco te la mereces pero por lo menos es la más graciosa de todas. Lo dejáis, desaparece de tu vida y tú de la suya. Llega el periodo en el que se curan las heridas y pasa el tiempo. De repente, un like en Instagram, en Facebook o en Twitter. Vamos, un “toc, toc, estoy aquí” de toda la vida. Oh, pero ni por asomo pienses que es lo peor que puede hacer. Un inofensivo like no es nada comparándolo con un mensaje de WhatsApp: “Hola, cuánto tiempo, cómo estás”. ¡Cuidado, la pica puerta puede convertirse en una posesiva y entrar en este terrorífico bucle hasta la eternidad!
Aviso: Si hay buen rollo y ha pasado el tiempo suficiente como para no haceros daño, genial. Si no, huye. Las ex pueden seguir la metamorfosis de pica puerta a posesiva, de posesiva a dramática y de dramática a pica puerta.