El matrimonio homosexual es ya plenamente legal en Brasil después de que el Consejo Nacional de Justicia (CNJ), órgano supervisor y regulador de la justicia brasileña, haya aprobado el pasado martes, por 14 votos a favor y uno en contra, un fallo que obliga a registrar como matrimonio la unión de parejas del mismo sexo en las notarías de todo el país, así como las «uniones estables» homosexuales registradas con anterioridad. Esta histórica decisión establece, además, que los jueces no podrán negarse a celebrar matrimonios de gays y lesbianas.
La resolución del Consejo Nacional de Justicia, presidido por el juez Joaquim Barbosa, se basa en una sentencia previa de 2011 del Tribunal Supremo brasileño que consideraba las uniones homosexuales constitucionales y, por tanto, posibilitaba los matrimonios civiles entre personas del mismo sexo, que se equiparaban con los derechos propios de los matrimonios heterosexuales. No obstante, desde entonces, y a pesar de que diferentes tribunales reconociesen los matrimonios homosexuales, la situación del matrimonio igualitario no era igual en todas las regiones de Brasil, por lo que la presión de la opinión pública ha sido determinante para que la jurisprudencia fuera uniforme en todo el territorio nacional.
Cabe la posibilidad, sin embargo, de que el Tribunal Supremo a través del Congreso Nacional pudiese recurrir la decisión sancionada ahora por el Consejo Nacional de Justicia. Según señalan diversas fuentes, esa circunstancia sería bastante improbable porque sería legislar contra una resolución aprobada previamente. En este sentido, la aprobación del matrimonio homosexual en Brasil, a diferencia de otros países latinoamericanos que antes lo habían sancionado como Argentina o Uruguay, ha llegado por la vía judicial y no mediante una ley refrendada por el poder ejecutivo, debido sobre todo a las presiones que han ejercido sobre diputados y senadores grupos religiosos evangélicos y católicos contrarios al matrimonio homosexual.
Mientras tanto, el avance del matrimonio igualitario en América sigue su curso imparable: el estado de Minnesota se ha convertido en el duodécimo estado de EE UU en legalizar las uniones homosexuales, tras Iowa, Delaware, Rhode Island, Connecticut, Massachusetts, Maryland, Maine, Nuevo Hampshire, Nueva York, Vermont, Washington y el distrito capital de Columbia. Así, la aceptación del matrimonio homosexual por parte de la sociedad estadounidense se acrecienta día a día: antes de junio el Tribunal Supremo deberá decidir sobre si continuar o no la prohibición del matrimonio gay en California y si las parejas homosexuales deben seguir teniendo menos derechos que las heterosexuales.