Lola es gitana y quiere estudiar para ser profesora. Carmen también es gitana, quiere ser peluquera y montar su propio salón de belleza “con sus luces, sus sillones de cuero”, dice. Ambas son adolescentes en una cultura donde a esa edad ya te has “pedido”, o lo que es lo mismo, ya has concertado una boda. De hecho, Carmen ya tiene con quién casarse.
Arantxa Echevarría nos ha regalado “una película muy pequeñita”, como ella la llama; una mirilla, diría yo, a la que asomarse con sigilo y contemplar historias que no se cuentan lo suficiente, historias que obviamos entre los tumultos que causan los clichés, los tópicos y los prejuicios; historias que gritan a boca cerrada y cabeza gacha, pero que pasan.
Carmen y Lola se enamoran, una antes que la otra, en un mundo en que siquiera pensarlo es sinónimo de vergüenza. Carmen y Lola son una pequeña parte de lo que sucede después de transversalizar la lucha por el derecho a amar y a ser más allá de los payos. Existen estas historias, de hecho Arantxa recalca haberse encontrado historias “mucho más duras que esta”. El film de Arantxa Echevarría está lleno de verdad, y es una verdad buscada.
Ninguno de los protagonistas, exceptuando Carolina Yuste en el papel de Paqui, son actores profesionales. “Tenían que ser gitanos, y gitanos actores de esa edad no hay muchos, la verdad”, cuenta Arantxa. “No quería a Alba Flores, porque aunque sea una actriz maravillosa, buscaba la fragilidad de la adolescencia”. Y así es, Arantxa encontró la fragilidad de la comunidad LGBT gitana en chats con seudónimos y la extrapoló a un guion sumamente natural. Las actrices nuevas que dieron vida a Carmen y a Lola hicieron el resto.
El estreno
Después del éxito recibido por parte de la crítica y La Quincena de Realizadores de Cannes, ‘Carmen y Lola’ se estrena hoy en 15 ciudades de España. Esperamos que alguna de ellas sea la tuya y puedas ver esta pequeña joya del cine español.