En 2001, Leonne, natural de Holanda, solicitó el cambio de género, ya que pertenece a ese 1% de la sociedad intersexual, de hombre a mujer. Aún con reparos, solicitó un tercer género neutro, ya que no sentía que perteneciese a ninguno de los géneros normativos. Ya sabéis, binarismos. El tribunal ha fallado a su favor alegando que de no ser concedido Leonne no tendría derecho a su “autodeterminación personal, autonomía y privacidad”.
Los padres de Leonne le inscribieron como hombre en el registro civil pensando que “sería más fácil”, teniendo en cuenta los informes médico que recibieron. Aunque el género no se establecía en ninguno de los dos géneros normativos, Leonne no se llegó expresarse como varón. Lo intentó como mujer tras varias operaciones y su registro se adaptó para ello. La decisión de magistrados del Tribunal Supremo en un caso parecido prevalecía y consideraba que era demasiado pronto para hacer un cambio de esta categoría. Gracias al fallo del caso de Leonne en Limburgo (sur de Holanda) ya se contempla la posibilidad de pertenecer al tercer género neutro. “Ya es hora de reconocer la posibilidad de un tercer género dada la evolución social y jurídica operada”, establecen.
El colectivo LGBT holandés ha aplaudido esta decisión, claro. El colectivo aplaude esta decisión que califican de “paso en buena dirección”. Sin embargo, el colectivo recalca que este fallo solo es válido para personas intersexuales. Alegan que cualquier holandés debería tener opción al género neutro.
Sin duda este reconocimiento pone en tela de juicio el sentido que tiene, hoy por hoy, establecer parámetros tan concisos que no representan a parte de la sociedad. El género neutro establece una alternativa a personas que no sienten que tienen que elegir entre sus genitales ni jerarquizarlos. Esperamos que dentro de muy poco este mismo género esté para personas que tampoco encuentran lugar en uno de los géneros binarios.