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Las etapas por las que toda lesbiana pasa

3 de abril de 2018 | Columnas
etapas por las que todas las lesbianas pasan

Naces, creces, te das cuenta que te gustan las mujeres y empiezas a hacer cosas extravagantes, ilógicas y a veces nada coherentes con tu persona. Pero no desesperes, entendemos que es el camino que has de andar hasta encontrar tu lugar en el mundo y seguir evolucionando como persona. ¿Qué es la vida sino un conjunto de pruebas y errores? Estas son las etapas por las que toda lesbiana pasa.

El corte tomboy

Da igual que te veas bien o no. Te liberas de una estética asociada -y digo asociada porque no tiene nada que ver ser lesbiana con llevar el pelo corto– exclusivamente a las heterosexuales y ¡zas! Corte de pelo extremo. Siempre llega esa etapa en la que experimentas a tope con la estética porque las cadenas del qué dirán te las quitaste ya hace tiempo.

La ropa tomboy

Y con el pelo va la ropa. Eh, hay mujeres que se encuentran en este estilo y… ¡madre mía! Pero no todas, aunque somos muchas las que lo hemos intentado. No es más que la sociedad arrastrándonos a lo que se supone que debemos ser por nuestra orientación. ¡Patrañas! Somos diversas en todos los ámbitos. Pero no, no vamos a negar que todas nos hemos intentado ver bien así:

Enamorarte de una hetero

Nos encanta los imposibles, los dramas y toda esta cultura audiovisual que no nos suele representar se nos ha pegado a la médula como la grasa seca del horno, difícil de quitar. Asociamos el dolor al amar profundamente, a que sufrir es síntoma de ser una persona profunda y pasional y… mira, chica, no. Toda lesbiana se ha enamorado alguna vez de una hetero y ha podido sobrevivir para contarlo, de hecho, es lo que hago.

Negar a tu novia

Suele ser la primera novia a la que niegas porque no tienes la práctica suficiente en el terreno de los derechos igualitarios como para enfrentarte a cualquier situación que se pueda dar cuando dices que tienes novia. NoviA. Con A. Que no se te olvide de ahora en adelante. Porque por lo general se evita asignarle el género al sustantivo: “mi pareja”, “mi cari”, “mi churri”, o bajar la voz al pronunciar la última letra. ¡O peor todavía! Decir que es tu amiga.

Declararte MEGA lesbiana

Después de todos estos contratiempos parece que te logras encontrar a ti misma y te asumes como -redoble de tambor- lesbiana. Con tu pelo corto o largo, en vestido o sudadera, con novia o enamorada de la del quinto. Quizás sea el momento más importante después de la salida del armario, el vivir con naturalidad algo tan natural como la sexualidad humana.

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