Cuando le conté a mi abuela que era lesbiana, su respuesta fue clara: “En mis tiempos no existían esas cosas”. España. época de mi abuela, tuve que creérmelo, a pesar de tener esa sensación que me decía que tan oveja negra no podría ser, que en siglos y siglos de historia, no me podía haber tocado a mí en exclusiva (a mí, que no he ganado un sorteo en la vida).
Luego vas creciendo, personalmente me refiero, pues ya me hubiese gustado a mí superar los 161 centímetros, y ves en la lejanía gente “como tú”. Encima eso, “gente como yo”, si tendré más cosas en común con mi prima pequeña y heterosexual que con cualquier lesbiana del mundo, pero vale, supongo que aquel día lo acepté. De una desventaja hicimos una ventaja y nos articulamos como colectivo. Raros no sé, pero listos somos un rato largo.
Y, al margen de toda la parafernalia arcoíris que tenemos encima, la adolescencia, los estudios, la familia -la abuela- y, qué demonios, tú, que nunca has dejado de ser igual.
Ahora, un poco más liberados que hace 30, 20 y hasta 10 años, dudo que siga vigente esa estadística que decía que el 10% de la población no es heterosexual. Discrepo tanto. No lo sé, tal vez me haya sumergido de lleno en el colectivo y no tenga una perspectiva clara, pero lo que sí tengo claro es la razón de por qué mi abuela decía que en sus tiempos no había de eso, como ahora dice que “es una moda”: visibilización.
¿Qué pasa si tumbas la ficha correcta del dominó? ¿Qué pasa si rompes el eslabón correcto? ¿Qué ocurre si le quitas el tapón a esa bañera que lleva siglos llena, estancada y podrida? Que fluye, que toma su camino natural, que no se ciñe a cánones basados en una moral prefabricada.
Es lógico que mi abuela, como otra gente, diga que esto es una moda. No lo habían visto antes, pero desde luego no porque no existiese, sino porque no se podía mostrar. Me habré hartado de hablar sobre la Grecia clásica, sobre otras culturas, sobre Patricia Highsmith que escribió una de mis novelas favoritas, sobre Elisa y Marcela que se casaron en 1901… Hasta que encontré esto para que se viese por sí solo:
No, la homosexualidad no está de moda, lo que está de moda es ser fiel a uno mismo.