Siempre me ha parecido que el gay, el hombre gay, ocupa una parte muy importante del escenario reivindicativo dejando en segundo plano a lesbianas y, sobre todo, a las mujeres bisexuales.
La relevancia de la mujer en todo lo que tiene que ver con el entorno LGBTI es minúscula «gracias» a una especie de extrapolación del universo heterosexual a nuestro mundo. Es como si se hubiera importado una base de datos diferente… pero generada en base en una estructura – machista quizás – que marca y sigue marcando diferencias entre hombres y mujeres. El hombre sigue, mayoritariamente, siendo protagonista de una realidad que en gran parte no le pertenece.
Y ni les cuento de las mujeres bisexuales. Esa «rara especie» que se enamora de chicos y chicas multiplicando una sensibilidad que sigue siendo vista y entendida por muchos y muchas como una gran debilidad.
Me siento más defensora de las mujeres bisexuales por razones obvias, pero creo que la mujer en general necesita también un impulso serio y aplicado en el universo LGBTI.
No hace mucho se ha puesto en marcha la primera Asociación de Prensa y Comunicación Audiovisual LGBT+ (APLGTB www.aplgtb.org) a la que pertenezco. Como periodistas, básicamente comunicadores, jugamos un papel esencial a la hora de transmitir realidades, y una es la que les acabo de presentar. Los comunicadores jugamos un papel de especial importancia en este asunto y es absolutamente necesario que nos pongamos a ello destacando el papel femenino en la defensa de los derechos LGBTI y buscando una normalización efectiva de nuestro papel e imagen en este proceso.