Podemos hablar, claramente, de que The L Word está más vivo que nunca después de su estrepitoso -y torpe- final que nos dejó a todas con la pregunta existencial de quién mató a Jenny Schecter. Pues bien, esta serie resurge de unas cenizas plagadas de semillas y sustrato para auto florecer de nuevo. The L Word se fue, sí, con la capa caída, pero no sin antes haberse introducido muy dentro de cada una de nosotras como la primera serie lésbica y, no solo eso, sino con la que no seríamos, ni mucho menos, lo que somos hoy en día. ¡Este grupo de chicas de LA nos lo puso bastante más fácil!
Por: Samara Martinez
Periodista y escritora | @Sam_Prietova
No estás sola
Esa es la premisa que, personalmente, más valoro. Hay que tener en cuenta que la serie empezó en 2004. Parece que, al encontrarse dentro del siglo XXI, fue ayer mismo, pero no. Nada más y nada menos que trece años nos separan de la primera imagen de Jennifer Beals besando a otra mujer. Con los ojos como platos muchas de nosotras descubrimos en esa escena que, evidentemente, había mujeres que besaban otras mujeres sin ningún tipo de sentimiento de culpa. Es más, que eran más de las que nos podíamos imaginar y que, a pesar de lo que se oía por ahí, eran completamente normales. No, no estábamos solas. Años más tarde pudimos comprobar que ese grupo de amigas de Los Ángeles no era más que la predicción de nuestras vidas.
Ni blanco ni negro
Y cuando asumimos que había mujeres que besaban otras mujeres, The L Word fue más allá. Un Drag King, un chico transexual que antes se asumía como mujer lesbiana, clasismo, racismo, orientaciones que fluyen, bisexualidad… Comprendimos que en el mundo no era todo blanco y negro, sino que del punto A al punto B -que no siempre son extremos- hay una infinidad de matices y que, aunque imperceptible muchas veces, el miedo a lo diferente no se achaca tan solo a la diversidad sexual. The L Word tocó muchos temas e hizo crítica de ellos. No solo luchaba por los derechos homosexuales, sino por los derechos de todos. Es para agradecer la apertura de mente que nos brindó esta serie.
Mujeres, mujeres y más mujeres
Aunque no seas lesbiana, bisexual o alguna orientación o identidad que no sea cis hetero, The L Word tuvo que enseñarte que las mujeres también podemos -por supuesto que podemos- hacer cosas grandiosas. Ilene Chaiken y Rose Troche fueron las creadoras de la serie. Hace unos meses, Ilene, dio la exclusiva de que finalmente no participaría en el próximo reboot de la serie, sin embargo Jennifer Beals junto con otras compañeras de reparto, se encargarían de la producción ejecutiva de la nueva temporada. Como ves, mujeres detrás y delante de las cámaras. Además, si nos podemos técnicas, podemos hacer la prueba del Test Bechdel para determinar si la serie supera las barreras del machismo:
- Deben aparecer al menos dos mujeres durante la obra, como mínimo.
- Los personajes femeninos deben hablar entre sí en algún momento.
- La conversación entre los personajes femeninos no debe basarse en un personaje masculino.
Nada más que añadir, señoría.