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Segundo asalto

11 de marzo de 2016 | Columnas

Segundo asalto

Teníamos claro que una vez empezásemos no pararíamos hasta conseguirlo. Todo vuelve a comenzar, es como la película Atrapado en el tiempo, pero sin Bill. Otra vez las pastillas, contar días… algún día dudaba en si me las había tomado, o había sido el día anterior. No ayuda que soy bastante rutinaria, y si no hay excepciones, procuro cada día seguir los mismos hábitos, pero eso es otra historia.

Texto: Natalia Cremades | twitter: @MamaoMami

La primera vez, teníamos muy claro que era difícil que funcionase, así que pusimos todas nuestras esperanzas en este segundo intento. Volvimos a hacer analítica, acortar la espera. Negativo… ¡Vaya chasco! ¡Esta era la buena!
Volviendo a la realidad, y a la sabiduría de nuestro doctor, hasta un sexto intento no había que preocuparse. ¡Seis! Y llevábamos dos…Así que el tercer intento lo tomamos con calma. Queríamos disfrutar del camino. Disfrutar desde el minuto uno, con esperanza, ilusión, pero, conscientes de los desencantes y sorpresas que conllevan las aventuras.

Queríamos disfrutar del camino..

Quitarnos presión me ayudó a estar mucho más relajada. Mientras estábamos en la consulta, con el doctor concentrado en lo suyo, la enfermera superatenta a sus instrucciones, mi mujer haciéndome mimos. A mí me dio por hablar. “Doctor, está es la buena, ¿no?”, “¿Qué tal estás, amor?”… Se recreó un poco más, esta vez. Al acabar se llevó algo entre las manos. La enfermera nos dijo que, cuando estuviéramos listas, pasásemos a una sala. Yo me imaginé lo peor, como siempre. Para nada. Nos puso en un microscopio una gotita de la muestra. ¡Cómo nos gustaba el doctor! Algunos corrían, otros paseaban, unos pocos, ni se movían. Deseé que los que llevaba dentro, no estuvieran tan perdidos.
A esperar. Las dos analíticas anteriores dieron negativo, así que les cogí un poco de manía, y decidimos, bueno, creo que lo decidí yo, pero he olvidado esa parte, que esta vez esperaríamos si había retraso.

Eso de esperar, es relativo. Aún no tenía un día de retraso, y ¡ya estaba comprando un test de embarazo!

Eso de esperar, es relativo. Aún no tenía un día de retraso, y ¡ya estaba comprando un test de embarazo! El farmacéutico me dijo que si quería uno de esos que te dice los días, pensé: Ya sé que día fue, ¡no lo necesito! Así que cogí uno sencillo, de las rayitas de toda la vida. En todas partes aconsejan que se haga por la mañana, pero… a ver, si ya lo teníamos en casa, que tontería esperar. Así que lo hicimos. Tenían que salir dos rayas rosas si era positivo, una de control y la de resultado. Muy bien, habíamos entendido las instrucciones ¡tampoco son tan difíciles!

¡Pues sí que lo son! Resulta que salió la de control clarísima, y luego otra, muy, muy flojita. Yo decía: ¡Laura, aquí hay una raya! Pero mi mujer, que es la razón de la pareja, decía: Pero casi no se ve… Mi demonito volvió a toda prisa: ¡Internet!
Y ahí que fuimos a buscar. Mal hecho. Había quien decía que si salía, por poco que fuera, era positivo, y había quien decía que si no se veía claro… Pues nada, a esperar dos días más, y hacer otro test. Esta vez no me pillaba, me compraría el test más sofisticado, ¿hay alguno que hable?
Os informo…

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