Así explicaba la bailarina su relación con Gabrielle Soch, la mujer que fuera su pareja y colaboradora durante treinta años. Pero no se refleja así en el biopic La bailarina, en el que Soko da vida a esta mujer de creatividad incontenible. No es la primera vez que la compositora y actriz interpreta a un personaje lésbico. Pero en este caso, es una lesbiana pasada por un baño heterosexual.

En la película, se resta protagonismo a la pareja femenina de la bailarina, que aparece presentada como heterosexual y con una pareja masculina inventada. Es cierto que Fuller vivió en su juventud un breve matrimonio, aunque se acabó divorciando. Pero su vida de orientación abiertamente lésbica se silencia en el film de la directora Stéphanie Di Giusto. Esta forma de tratar la vida de Fuller ha sido fuente de polémica sobre todo en Francia, donde la blogger y escritora lesbiana Eli Flory, entre otros, ha tachado el film de revisionista. Las redes también han hervido de indignación por la forma de tratar la biografía de la bailarina. Soko ha respondido a MagLes que ahora está concentrada en grabar su nuevo disco y no quiere opinar sobre la polémica.
Aunque la historia ha acabado dando más protagonismo a Isadora Duncan, la bailarina que murió asfixiada al quedar atrapado su largo foulard en las ruedas de su coche, Fuller es reconocida ahora como una de las pioneras de la danza moderna. No sólo innovó la danza: sus diseños de telas, varillas que prolongaban sus brazos e iluminaciones de fantasía la hacían parecer una flor bailando al viento. Fue además una auténtica maestra de las relaciones sociales. En su círculo de amistades y colaboradores contó con reyes, la hija del matrimonio Curie y Thomas Edison, entre muchos otros. Una artista total que hizo de su arte y de su vida una aventura singular a quien puedes conocer, aunque de forma sesgada, viendo La bailarina.