Ventajas de vivir con otra mujer
En cualquier orientación del espectro sexual, la convivencia es uno de los grandes pasos a tomar cuando te estableces en una relación estable. Dentro de todos los pros de vivir con la persona que quieres, las mujeres tenemos un plus añadido si nuestra pareja es otra mujer. ¿Quieres saber qué puede ser lo mejor de vivir con tu novia? Sigue leyendo; te lo contamos:
Por: Samara Martinez
Periodista y escritora| www.goyaredsummer.com
Un espacio para dos implica la colaboración de ambas para que la convivencia sea lo más satisfactoria posible. Pero, ¡no te preocupes! Hay circunstancias que ya vienen dadas y, además, son una ventaja para la relación. Vivir con otra mujer, es lo que tiene.
Compartir armario
Llega el día en el que te levantas en tu nueva casa y abres el armario. ¡Sorpresa! Tienes el doble de vestidos, abrigos y bragas monísimas de encaje que siempre le viste puestas (y quitadas), pero ahora están a tu disposición. Si tenéis más o menos la misma talla, enhorabuena, acabáis de doblar vuestros bienes textiles. Si no, seguro que hay complementos que podéis compartir. El siguiente paso es coger la habitación de invitados como vestidor para sentiros como Paris Hilton en su mansión de Los Angeles.
Esos días nuestros
Si hay algo que ha hecho bien la naturaleza, es la sincronización del periodo. Resulta que por una lucidez del cuerpo femenino, si pasas un tiempo considerable con una misma mujer, vuestras reglas se sincronizarán (generalmente) mejor que un grupo de funky. Así explicado puede sonar como el desencadenante de la Tercera Guerra Mundial: dos mujeres con el periodo al unísono. Relájate, no es tan malo como parece. Mientras las dos toméis conciencia de que está pasando y sepáis cuáles son vuestros síntomas, solo se puede esperar comprensión mútua. Además, sincronizarse es la mejor manera de tener el resto del mes libre…
Salpicaduras y otros inconvenientes
Cabe la posibilidad de que hayas vivido con un hombre hasta hace poco: en casa de tus padres, compartiendo piso en tu época universitaria o tienes hermanos con los que desgraciadamente compartes baño. Se ve que la puntería con la que cazaban a lanza en el pleistoceno, la han perdido en este siglo. Apuntar a medio metro de distancia a una diana con fondo de agua, no es lo suyo. Entrar después de un hombre con la puntería igual que la conciencia cívica -o sea, nula- es como ir al baño de un after: Pon papel y mea de cuclillas. También cabe la posibilidad que en una noche oscura donde te urge ir al baño, te hayas colado hasta el fondo del váter porque la tapa no estaba bajada, cómo no. En serio, es como caerse en un abismo incierto.
Las sesiones de belleza
Como el compartir armario: ahora tienes todo el make up, cachibaches para la depilación, arsenal de tampones y compresas y todos los trucos de belleza que una persona puede albergar a lo largo de su vida, por dos. Por no hablar de los nuevos tonos de pintauñas. “Magenta y fucsia es lo mismo”, que te diría un hombre. No perdona, no es lo mismo y ¡ahora tengo los dos!
¿Embarazada? Qué es eso
Entendemos que llegará un punto en la vida (o no) en el que lo busquéis y será algo más complicado que en una relación heterosexual, pero lo que no tendréis, seguro, es una sorpresa porque hace dos semanas tuvísteis un sexo tan salvaje que se os olvidó el preservativo, el anillo o la píldora. No, eso no va a pasar y si pasa, una de dos: ella es la madre del nuevo mesías o tiene un amigo “cercano”. ¡Oye, más ventaja que esa!
Probablemente nos hayamos olvidado de la mayor ventaja de todas, así que nos la podéis comentar aquí abajo o en nuestras redes sociales. ¿Qué es lo que más te gusta de vivir con una mujer? Puedo adivinar: ¡Que la quieres!