No es ningún secreto que después de salir del armario puedes encontrarte con comentarios que, a todas luces, sobran. Suponemos que en parte es por la notable ignorancia de quien los pronuncia, intentando guiarse por un excéntrico humor popular donde es legítimo cuestionarse la vida sentimental y/o sexual de las minorías. Sonrisa de medio lado parcialmente disimulada, con una exagerada y mal actuada preocupación, las perlas que se sueltan, gratuitas y absurdas, pueden sobrepasarte. Te presentamos las 7 frases que tenemos que aguantar por ser lesbianas. Comenzamos:
1. Eres demasiado guapa para ser lesbiana
Esta frase suele venir de hombres que te consideran de “demasiado buen ver” y, mira, de verdad, estamos hartas. En esa frase aparentemente inocente se cuecen tres pensamientos retrógados que no compartimos: Que una mujer debe ser femenina para un hombre, que no existen lesbianas femeninas -qué me estás contando- y que un hombre puede cuestionar tu orientación como si una mujer no pudiese tener las cosas suficientemente claras. Pero no queremos ser injustas y, sí, esta frase también la pronuncian mujeres. ¿Tú eres así de femenina para que no se te cuestione, querida amiga hetero? Pues tienes un problema.
2. ¿Quién hace de hombre?
Si tienes una relación y no dudas en ocultarla ni disfrazarla de mera amistad, te arriesgas a la preguntita del millón. ¡Es que no falla! Seguimos con el pensamiento retrógado que viene enfocado a la idea de “si una relación plena es entre un hombre y una mujer, entre dos mujeres una obtiene el papel de hombre”. (Por favor, sonido de respuesta fallida). ¡ERROR! Si, precisamente, nos gustan las mujeres, ¿qué necesidad hay de cambiar de rol? Es más, ¿qué diferencia hay entre el rol de una mujer y un hombre? Lo pregunto porque si trata de abrir la puerta del coche, invitar a cenar o marcar territorio agarrando el culo de nuestra pareja en público, lo siento, pero también lo sabemos hacer.
3. No has probado una buena p….
La única contestación lógica que puedes plantearte antes de mandarle a freír espárragos: “Y, ¿tú? Lo digo porque tal vez seas gay y no lo sepas”. Además, como si todo se reduciese al sexo. No sobra decir que muchas veces el físico pasa a segundo plano y hay que hablar de química. Sí, química, esa que se desprende entre dos personas y puedes notar la atracción a kilómetros a la redonda. Imaginemos que como Barbie y Ken, somos asexuados biológicos. ¿Con quién te quedas? Nos gusta la sonrisa, la voz, la mirada y el olor de Barbie más allá de lo que tenga entre las piernas. Por favor, madurad.
4. Entonces, ¿eres virgen?
Enlazada con la frase anterior, si nunca has mantenido relaciones sexuales con hombres eres, automáticamente para muchas personas, la reencarnación de la Virgen María y ¡ups, cuidado con las palomas! “Si no hay penetración no hay relación sexual”, según los copuladores del pleistoceno. A ver, si lo único por lo que se realizan tus actos sexuales es para meterla y que te la metan, qué tristes y aburridos deben ser tus encuentros. Al margen de eso, ¿¡oh, qué es eso!? ¿Una mano? ¿Y tiene dedos? Vaya, siento destripar la teorías de la edad de piedra. Además, la tecnología está de nuestra parte, y qué no se ha inventado ya para nosotras. Lesbianas 1, heterocerradodemente 0.
5. Si has estado con hombres, eres bi.
Sin embargo, si por la razón que sea, te has acostado con hombres a lo largo de tu vida, antes de estar con mujeres o mientras tanto, eres bisexual. Ojo, que está muy bien, pero no dejes que nadie te etiquete por ti. Primero, porque la orientación sexual que tengas es algo muy íntimo y personal y la única que forma parte de ella eres tú misma. Segundo, porque nadie tiene derecho a imponerte nada. ¿Eres bisexual? Perfecto, estamos totalmente en contra de la bifobia. ¿No lo eres? Solo tú puedes saber lo que te han aportado los diferentes encuentros con diferentes sexos. ¿Acaso se le etiqueta de bisexual a un hetero cuando una día prueba algo distinto? No, porque ya se encarga la sociedad de “normalizarlo” todo lo máximos posible. En otras palabras: doble rasero
6. Eso es una fase.
Es muy común y sobre todo si eres joven y aún no te toman en serio. La adolescencia es ese momento de incertidumbre donde tus cambios físicos y psicológicos te inundan en un mar de dudas, muchas sobre identidad y orientación sexual. Puede que sea una fase o puede que no, pero lo que no es justo es que se te predisponga a pensar que algún día se te pasará, porque puede no hacerlo y no se puede negar lo que se es. Consejo: disfruta y vive cada momento como pertenencia de tu presente. El futuro ya llegará.
7. Por último, ¡la reina de las frases en este siglo! ESTÁ DE MODA.
Como si ser lesbiana fuese la chaqueta amarilla de Zara. ¿Cómo es que una orientación sexual esté de moda? ¿No será que cada vez haya menos prejuicios y eso es liberador para las mujeres? Porque no, no te levantas un día diciendo “hoy me apetece ser lesbiana”, y si te pasa, bienvenida, oye. Conocerse es un proceso y te aseguramos desde ya que nadie se queda donde no está a gusto. Hay que agradecer mucho a la visibilidad que hace que cada vez más mujeres se unan a esta “moda” tan súmamente trendy. ¡De aquí a desfilar en Milano!