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¿Sobre qué quieres que escriba? Sobre sexo…

18 de julio de 2014 | Columnas
Oldri Ruiz

¿Sobre qué quieres que escriba?

Sobre sexo…

Abro los ojos y la boca a la vez, mi cara es de auténtico terror.

— Pero si ya ni me acuerdo.

— Pues entonces de masturbación.

No me veo contando cómo sacio mi sed de lujuria en soledad,
y me pongo hacer memoria…

Como no caigo, me tomo un complejo vitamínico y tres puñaitos de pasas con sus rabitos incluidos, nunca sé que es lo bueno, ¿o eran ciruelas?

No puede haber pasado tanto tiempo desde la última vez…
Me viene un flash, una casa en el barrio gótico, ella me mira con ojitos brillantes, las copas de vino están en el suelo, vacías claro, besa muy bien, adaptándose a mis cambios de ritmo, no como el chico que me besó por primera vez en las fiestas de mi pueblo detrás de un seto, mientras sonaba la canción bésame, bésame mucho… como si fuera esta noche la última vez. Me absorbió como si fuera uno de esos demonios de película que sacan el alma al besar a sus víctimas, se llamaba Daniel, fue la última vez sí, y le cogí un asco negro a esa canción.

Ella me altera y empiezo a desnudarla; no os voy a descubrir ningún truquito sexual, el sexo lésbico tiene un misterio digno de un programa especial de Iker Jiménez.

— ¿Qué hacéis en la cama? Me preguntan siempre mis compañeras de trabajo cuando les cuento que entiendo.

— Pues a veces unimos nuestras trenzas rollo Avatar, otras cuando es sexo más apasionado suelo saltar por el aire describiendo una elipse perfecta y caigo sobre mi pareja… 

 — ¿Os ponéis arnés, no?

Ya me he dispersado, empiezo a desnudarla y vamos besándonos, chocándonos contras las paredes del apartamento, con la cabeza tiro un cuadro de una cacería de ciervos, con el codo doy en una estantería y se tambalea el marco con la foto de su primera comunión, la pasión nos desborda, ella gime y… se detiene, mira su reloj.

— ¡Uy qué tarde! Hoy tengo clase de batuka.

Es lo más cerca que he estado en los últimos meses del acto sexual. El cigarro me lo fumo igual camino de casa, dándole patadas a las hojas secas de los árboles, la gente por las calles refleja nerviosismo, me detengo y  preguntó qué sucede a una mujer que corre abrazando su bebé contra su pecho.

— ¿No se ha enterado? Acaban de decirlo por la televisión, Franco, ¡ha muerto!

Oldri Ruiz

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